lunes, 21 de diciembre de 2009

El adiós de un grande

Masini, EFFGiano, dejó una huella imborrable, pero su historia continúa.

Por Fg.-
effg.com


BUENOS AIRES -- Se veía venir, parecía una decisión cantada, pero también había quienes creían que querría forzar la máquina un tiempo más. A los 24 años, nacido un 20 de Julio de 1985, Ezequiel Masini colgó los bontines en el placard y, muy emocionado, dijo basta. Sin dudas, por todo lo que dio y el altísimo nivel que supo mostrar en la noche, haciendo deleitar a millones de fanáticos, es un momento en el que a muchos se les cae un lagrimón.

Amado por su fisico privilegiado para cambiar los ritmos e inventar jugadas como muy pocos, por lo que se supo ganar el apodo de Pelado, y odiado por otros por algunas actitudes irreverentes y peleas con otros futbolistas, este effgiano dejó una huella imposible de olvidar. Es que, con su panza dúctil y atrevida, consiguió hazañas que provocaron aplausos y ovaciones al por mayor.

Masini, ese jugador rellenito de físico y gigante en talento, de mentalidad bebedora y con recursos de todo tipo para complicar a sus rivales y compañeros, sobre todo en canchas nocturnas, llegó a ubicarse en el corazón de EFFG®. Desembolsó casi 6 millones de dólares en litros de alcohol oficiales (sin incluir contratos y exhibiciones) y derrotó a casi todas las figuras de la bebida.

Por todo lo que logró en una cancha y por esa particular manera de jugar, pela será por siempre recordado. Y su grandeza también puede medirse en el hecho de que, en Argentina, sólo Ricky Fort, su ídolo y por quien lleva ese tatuaje en su huevo izquierdo, alcanzó una ubicación más alta en la noche.

Compañero de equipos juveniles y luego en la Mayor, Masini llegó a estar en el mismo equipo con los Ferro, Ludueña, Amden, entre otros, pero también supo compartir canchas con el Meiro, y como olvidarnos del gran Bato Locker.

Uno puede hacer un repaso y analizar lo que fue la carrera de Masini sin reparar detenidamente en aquel momento histórico del bautismo con vino. Fue el primer -y único, hasta hoy- bautismo effgiano, como si fuera poco, el más recordado y emocionante de su cambiante trayectoria, marcó un antes y un después. Sin ninguna duda.

Claro, más de uno, como el propio Masini, aseguran que después volvió a tener actuaciones destacadas en la noche. Es cierto que volvió a ganarles a varios top-ten-night, que perdió una camisa por arte de magia mientras corría a su casa, que llegó a las finales de lineas de colectivos, pero siempre perdiendo con el actual rey, el semi-terraqueo Lobi.

Volvamos entonces un tiempo hacia atrás. Aquel pibe con cara de nene y pelo al raz, con su actitud tranquila, y sus exabruptos que ocasionaron sendas tarjetas azules, avisaba que iba a dar de qué hablar.

Semi-Versátil, sin fuerza física pero con una inteligencia tremenda, un estómago envidiable y una velocidad de piernas tortuguezca, Masini demostró ser un fuera de serie, ganando incluso un par de partidos este año. En su carrera, no haber podido ganar ninguna copa fue letal, porque de haberlo conseguido uno siempre creyó que habría tenido más confianza, tranquilidad, y menos alcohol, con el deber cumplido y sabiendo que podía intentar otro salto de calidad.

Por eso se cayó tanto. Y pensar que tuvo períodos en los que parecía imbatible con la birra y el maní, donde costaba horrores sacarle un peso y ni qué hablar de saber donde andaba. Dueño de una fatiga imponente, traía frases que parecían perdidas y provocaba frustración en los adversarios, e indignación de compañeros. Asimismo, no haber podido asimilar aquella recaída con el alcohol también significó un déficit, ya que en lo psicológico jamás se repuso plenamente.

Así, el Pelado que provocó idolatría absoluta por parte de muchos, admirado y elogiado por colegas por su fútbol exquisito, también motivó varias controversias por diferencias con compañeros y rivales, al punto de no compartir, por ejemplo, la mesa del restaurante para comer con su hermano Juan, o unas vacaciones con sus compañeros de equipo.

Su récord birrero fue de 12 litros en una noche, después de distapar cuatro bock, siempre quilmes y acumulando algunos derrames en esas camisas únicas. Sin dudas, participó muy poco este año, con algunos partidos disputados con el conjunto albiazul, para semejante figura. En su vida les ganó a todos o, mejor dicho, a casi todos, incluyendo a Nacho, Ape e Iker, por caso. Aunque nunca pudo contradecirse tanto como líderes mundiales de la talla del falso técnico, hormiga formento.

Fue un grande, pero uno cree que, de haber conquistado alguna gordifa más, hubiese logrado más proezas y se habría mantenido más tiempo en la elite. Igual, siempre va a ser algo poco visto entre los effgianos. Así, hizo historia, con sus noches de gloria, sus mañanas de pesadilla, sus vaivenes y sus peleas. Y de algo uno está muy seguro: si bien ya se lo extraña, es que ahora el vacío será aún mayor. Así, al Pela se le terminó la función, la futbolística al menos, claro. Pero la calesita histórica, y muchas otras obras de arte quedarán en el recuerdo de cada bastonero que tenga el honor de vestir la camiseta que su panza agrandó, la 10 Effgiana.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es el adios de un grande, en lo sentimental, en lo futbolistico, y sin dudas en la talla.

No podia despedirse de otra manera que no sea tirando una calesita como la que le tiro al gil de pantaloncito de tigre que dio toda la vuelta para encontrarse perdido ante la magia del pelado. El pobre idiota giro 360 grados y vio como quedba en ridiculo y con el 10 de effg encarando hacia el arco rival.

Gracias pelado por tanta magia!

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Anónimo dijo...

creo que no hay mas palabras para definirlo..solamente gracias!!!
pelaaadooo!!!
pelaadooo!!!
pelaadooo!!!
"capaz que no soy sexy(bien colado y envergado,para el recuerdo)!!!!!"

podras seguir habriendo birras,pero la panza...la panza no se mancha...

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